Año Cervantes - Primera Contribución
Como parece que este país va a intentar celebrar tímidamente el cuarto centenario de la publicación del Quijote aquí dejo mi contribución a este importante aniversario, que seguro será olvidado por los medios de comunicaciones para enfrascarse en inútiles crónicas políticas de estos personajes de dudosa formación que se sientan, de vez en cuando, a patalear cual estúpidos adolescentes en celo, en la sede de la soberanía popular; o al menos eso dice la constitución. Algún día valdría la pena comentar algo sobre esto.
Volviendo al tema que acompaña al texto. Luis Martín Santos publicó su única novela 'Tiempo de Silencio' en 1961. Este psiquiatra madrileño moriría poco después en un accidente de tráfico, con lo que la maldita carretera nos robó un prometedor literato. De todas formas, en su obra aparece en las primeras páginas una disgresión maravillosa sobre la hipotética locura de Don Alonso y lo pretendido por Cervantes, me encantaría que los profesores Martí de Riquer o Francisco Rico me dieran su opinión. Nos quedamos con las palabras del especialista:
Lo que Cervantes está gritando a voces es que su loco no estaba realmente loco, sino que hacía lo que hacía para poder reírse del cura y del barbero, ya que si se hubiera reído de ellos sin haberse mostrado previamente loco, no se lo habrían tolerado y hubieran tomado sus medidas montando, por ejemplo su pequeña inquisición local, su pequeño potro de tormento y su pequeña obra caritativa para el socorro de los pobres de la parroquia. Y el loco, manifiesto como no-loco, hubiera tenido en lugar de jaula de palo, su buena camisa de fuerza de lino reforzado con panoplias y sus veintidós sesiones de electroshockterapia.
Hasta otra.
Volviendo al tema que acompaña al texto. Luis Martín Santos publicó su única novela 'Tiempo de Silencio' en 1961. Este psiquiatra madrileño moriría poco después en un accidente de tráfico, con lo que la maldita carretera nos robó un prometedor literato. De todas formas, en su obra aparece en las primeras páginas una disgresión maravillosa sobre la hipotética locura de Don Alonso y lo pretendido por Cervantes, me encantaría que los profesores Martí de Riquer o Francisco Rico me dieran su opinión. Nos quedamos con las palabras del especialista:
Lo que Cervantes está gritando a voces es que su loco no estaba realmente loco, sino que hacía lo que hacía para poder reírse del cura y del barbero, ya que si se hubiera reído de ellos sin haberse mostrado previamente loco, no se lo habrían tolerado y hubieran tomado sus medidas montando, por ejemplo su pequeña inquisición local, su pequeño potro de tormento y su pequeña obra caritativa para el socorro de los pobres de la parroquia. Y el loco, manifiesto como no-loco, hubiera tenido en lugar de jaula de palo, su buena camisa de fuerza de lino reforzado con panoplias y sus veintidós sesiones de electroshockterapia.
Hasta otra.
1 comentario
El Forastero -